miércoles, 15 de junio de 2016

Gente del Abismo. Jack London


En 1902, Jack London llegó a Londres con la intención de escribir un reportaje sobre el East End, la zona este de la ciudad, donde pasó varios meses disfrazado de vagabundo, con el fin de poder penetrar en el Abismo, tal como él lo llamaba. Su curiosidad le llevó a visitar los slums, los llamados barrios pobres, en donde se hacinaban cientos de personas en condiciones infrahumanas, mientras que las clases acomodadas se beneficiaban de la política colonial que el Imperio llevaba a cabo en sus colonias. London descubrió la extrema pobreza, la proliferación de los sin techo que dormían en los bancos de los parques, la desesperación de los desempleados y de los enfermos sin asistencia que vivían en la más absoluta miseria.
De esa terrible experiencia nació La gente del Abismo, obra en la que el escritor americano describe ese inframundo, que él mismo vivió en carne propia, pues se hizo pasar por un marinero sin trabajo, durmió en los albergues públicos, donde compartió con los más pobres cama y alimentos, o pasó más de una noche al raso y soportó los rigores del clima y las duras condiciones que padecían los pobres.
Un texto lúcido y estremecedor. Una crítica social extraordinaria y una encendida protesta de la miseria que encubría el país más poderoso del mundo.

La vida secreta de las plantas



Las plantas son seres vivos maravillosos. Son las únicas criaturas que, en medio del silencio, producen su propio alimento y, sin duda, constituyen la mayor fuente de riqueza de nuestro planeta: incluso el carbón y el petróleo fueron vida vegetal en el pasado. Los estudios y experimentos sobre la comunicación de las plantas indican que todos los seres vivos —el hombre, las plantas, la Tierra, los planetas y las estrellas— se relacionan íntimamente entre sí: lo que le ocurre a uno de ellos afecta a los demás.
La vida secreta de las plantas recopila una serie de logros y hallazgos relacionados con el mundo vegetal realizados por diversos investigadores, exponiendo las diferentes relaciones físicas, emocionales y espirituales que se dan entre las plantas y el hombre. A través de sus páginas descubrimos que las plantas pueden ser fiables detectores de mentiras y eficaces centinelas ecológicos, que tienen la capacidad de adaptarse a los deseos humanos e incluso de comunicarse con el hombre, que responden a la música o que tienen importantes poderes curativos. Peter Tompkins y Christopher Bird sugieren que la revolución más trascendental, aquella que podría salvar o destruir el planeta, puede venir desde nuestro jardín.

miércoles, 8 de junio de 2016

El Madrid de Galdós



Un viaje al Madrid de Benito Pérez Galdós acompañados por los protagonistas de sus novelas ambientadas en la Villa y Corte.

Formato desplegable de 70x100 cm en papel de alta calidad. Por una cara un mapa de la ciudad de 1883 sobre el que se sitúan más de 150 localizaciones del Madrid galdosiano. Los domicilios de los protagonistas, los cafés que frecuentaban, los comercios de la época, los espectáculos y los lugares públicos e iglesias más emblemáticos de la ciudad. Por la otra cara una vista de pájaro de la ciudad en 1873 con los principales edificios del Madrid de Benito Pérez Galdós identificados y abundante información sobre las novelas ambientadas en la ciudad.

82 objetos que cuentan un país



Frente a lo que hacen otras historias de España, este libro propone un camino de estudio distinto, pues rastrea la existencia milenaria del país en su cultura material y emocional. Alejada de cualquier esencialismo, no narra lo que los objetos «son», sino lo que han representado para los españoles a través de los tiempos. Es esta una relación identitaria, pero, por encima de todo, pasional y utilitaria.
Los españoles han proyectado en los 82 objetos que componen la obra múltiples contenidos simbólicos. En los textos dedicados a cada uno de ellos hay elementos descriptivos -qué es cada uno-, analíticos -de qué manera se configuró su contexto- y relacionales -de qué forma fueron considerados únicos en cada momento histórico, cómo adquirieron una pátina o configuración determinada-. Pero, sobre todo, portan significado por el aura que contienen, el amor con que fueron fabricados y la evocación que provocan en nosotros.
Prehistoria, España romana, Edad Media, los Austrias, Ilustración, siglo XIX, siglo XX y el tiempo presente son las partes en que está dividido 82 objetos que cuentan un país. Sigue, por tanto, una cronología clásica, aunque puesta al día. El número y selección de los objetos se ha basado en un intento de acumulación densa y en caracterizaciones canónicas procedentes de diversos ámbitos y disciplinas. No asumen distinciones arcaicas entre «alta cultura» y «cultura popular»; tampoco son siempre materialidades concretas, sino en ocasiones difusas y flexibles, pues el ingenio de los españoles se ha plasmado a lo largo de los siglos en los más variados campos del arte y la cultura, la moda, la política, la cartografía, la numismática, la ciencia o la ingeniería.